Revisión final del CWC
Cole Palmer fue el jugador más destacado en la asombrosa victoria por 3-0 del Chelsea sobre el París Saint-Germain en la final de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA, disputada en el estadio MetLife de Nueva Jersey. El equipo de la Premier League se convirtieron en los campeones inaugurales del recién estrenado torneo de 32 equipos.
El internacional inglés marcó dos goles y asistió a João Pedro en el tanto que dio la victoria a los Blues sobre el vigente campeón de la Liga de Campeones en una primera parte contundente. El PSG, que partía como favorito tras golear al Real Madrid (4-0) en semifinales, desperdició dos ocasiones importantes antes de que Palmer marcara el primer gol en el minuto 21.
Incapaz de reaccionar ante el equipo de Enzo Maresca, la noche del PSG empeoró cuando João Neves vio la tarjeta roja en el minuto 86. La revisión del VAR confirmó que el centrocampista portugués había tirado deliberadamente del pelo a Marc Cucurella. La revisión del VAR confirmó que el centrocampista portugués había tirado deliberadamente del pelo a Marc Cucurella, culminando una pésima actuación del gigante francés.
Cole Palmer confirma su estrellato en la escena mundial
A Palmer se le reconoce desde hace tiempo un talento prodigioso, pero su actuación en la final del Mundial de Clubes fue una declaración definitiva. Durante la semana pasada, su rostro adornó vallas publicitarias por toda la ciudad de Nueva York, y también se hizo viral tras ser visto montando en patinete en Times Square, una imagen perfecta de su carácter tranquilo y despreocupado.
Esa compostura se trasladó a la perfección al terreno de juego, donde desarboló a un PSG muy superior. Su doblete dio al Chelsea un firme control del partido, y su asistencia para el tercer gol de João Pedro aseguró la goleada en la primera parte. Sin embargo, la contribución de Palmer fue mucho más allá de los goles y las asistencias: fue el alma del Chelsea, liderando con valentía y estilo a un equipo que muchos consideran el mejor del fútbol mundial.
Su primer gol llegó en el minuto 21: un culto zurdazo desde dentro del área tras recibir un pase de Malo Gusto. El segundo fue igual de certero, con un disparo raso que se coló por la escuadra. En la jugada previa, se deshizo de su marcador tras un recorte desde la derecha, creando espacio antes de batir a Gianluigi Donnarumma. Palmer celebró el gol con su característico "Cold".
Hace sólo dos años, Palmer -entonces de 21 años- había solicitado el traspaso del Manchester City debido a sus escasas oportunidades en el primer equipo. Pep Guardiola le permitió marcharse, y el Chelsea se hizo con una ganga por 40 millones de libras. Hoy es campeón del mundo y uno de los talentos más apasionantes del fútbol, tras haber rendido cuando más lo necesitaba.
El PSG se desploma tras arrasar en el torneo
El PSG llegaba al MetLife Stadium como favorito del torneo, tras haberse deshecho del Bayern de Múnich por 2-0 en cuartos de final y humillado al Real Madrid en semifinales. Con ese pedigrí, muchos esperaban que el Chelsea fuera su próxima víctima.
Sin embargo, en el minuto 22, el guión había cambiado radicalmente. Palmer eludió a tres defensas en el área para marcar el primer gol, y luego batió a Lucas Beraldo en el segundo. La línea defensiva del PSG, infranqueable desde que el Botafogo le marcó en la fase de grupos el 19 de junio, parecía de repente inestable y desorganizada.
João Pedro añadió el tercero antes del descanso, mientras que el PSG no logró poner a prueba a Robert Sánchez en la portería del Chelsea. Su juego fue deslavazado, con pases erróneos y esfuerzos defensivos descoordinados que traicionaron la confianza que habían mostrado al principio del torneo. La tarjeta roja a João Neves por tirarle del pelo a Cucurella resumió la noche del PSG: frustrado, agotado y superado.
El papel de Reece James en el centro del campo resulta decisivo
El capitán del Chelsea, Reece James, propenso a las lesiones, rara vez se ve en el campo últimamente, y mucho menos en el centro del campo. Pero la decisión de Maresca de emparejarlo con Moisés Caicedo resultó ser un golpe maestro.
James proporcionó una cobertura esencial para los desbordes de Gusto, cruciales en la elaboración de los dos primeros goles del Chelsea. En el segundo, James creó el espacio necesario para engañar a Vitinha. También dio salida a Palmer por la derecha cuando éste se internaba.
En defensa, James contribuyó a anular el peligro del PSG por la banda izquierda, ocupada por Nuno Mendes y Khvicha Kvaratskhelia. En ocasiones, también actuó como tercer central, demostrando versatilidad táctica y resistencia física.
El mérito es de Maresca, por su conciencia táctica, y de James, por ejecutar el plan con inteligencia. Aunque las lesiones le lastraron, James hizo gala de un auténtico liderazgo, interviniendo y cumpliendo cuando el equipo más lo necesitaba.
La perfección del PSG al descubierto
A pesar de su impresionante trayectoria en el torneo, las vulnerabilidades del PSG quedaron al descubierto en la final. Si bien el PSG sigue siendo el mejor equipo del mundo, el Chelsea demostró que está lejos de ser infalible.
Las ausencias de Willian Pacho y Lucas Hernández se notaron mucho. Sus sustitutos, especialmente Lucas Beraldo junto a Marquinhos en el centro de la defensa, fueron incapaces de igualar el nivel habitual. Beraldo, de 21 años, fue objeto de repetidos ataques y pasó apuros en todo momento.
Désiré Doué también rindió por debajo de lo esperado. El extremo tuvo una ocasión de oro para adelantar al PSG al principio del partido, pero la desperdició al intentar un pase a Achraf Hakimi en lugar de disparar.
No nos equivoquemos, el PSG sigue siendo una fuerza formidable cuando está en su mejor momento. Pero la derrota final reveló defectos que Luis Enrique tendrá que corregir en el futuro.
A los dos clubes les espera un pago considerable
Aunque las cifras exactas siguen sin estar claras, se espera que tanto el Chelsea como el PSG ingresen más de 74,2 millones de libras por el torneo, gracias al sistema de reparto de premios de la FIFA.
El organismo rector dividió el dinero de los premios en dos componentes: un "pilar de rendimiento deportivo" por un total de 352,4 millones de libras, y un "pilar de participación" valorado en 389,5 millones de libras. Basado en el rendimiento, Chelsea recibirá 63,5 millones de libras y el PSG 56,1 millones.
Sin embargo, las cifras del "pilar de participación" varían. Los clubes de Oceanía recibieron 2,6 millones de libras, mientras que los equipos sudamericanos ganaron $15,21 millones. En el caso de los clubes de la UEFA, los pagos oscilan entre 11,3 y 28,3 millones de libras, según una clasificación secreta que incorpora métricas comerciales y deportivas.
Es probable que clubes como el Salzburgo se sitúen en el extremo inferior, con gigantes como el Real Madrid en la cima. Se espera que el Chelsea y el PSG ganen entre 18,5 y 22,2 millones de libras, con lo que sus ingresos totales superarían la barrera de los 74,2 millones de libras.
Los aficionados iluminan el MetLife en la clausura del torneo
Antes de que comenzara el torneo, el 14 de junio en el Hard Rock Stadium de Miami, surgieron dudas sobre la asistencia de público. Pero en la final, esas dudas se acallaron con un lleno total de 82.500 aficionados en el MetLife Stadium.
Los seguidores del Chelsea, especialmente los situados detrás de la portería izquierda, se hicieron notar con banderas y un espectacular tifo desvelado en el descanso. Sin embargo, el público representaba una celebración mundial del fútbol, con camisetas que iban desde la brasileña de Ronaldo hasta la rosa del Inter de Miami de Messi.
Las rondas anteriores también fueron testigos de un apasionado apoyo: Boca Juniors convirtió Miami en una mini La Bombonera, los hinchas de River Plate inundaron Los Ángeles y los aficionados brasileños tomaron Times Square. Pero la final ofreció algo único. Cada gol fue recibido con una atronadora ovación, cada falta y cada fallo con una emoción palpable.
Incluso después del pitido final, los aficionados se quedaron para disfrutar de un espectáculo estelar en el descanso, con Doja Cat, J Balvin, Tems y Coldplay. El espectáculo tuvo lugar en un escenario construido en las gradas, en lugar de en el terreno de juego.
Mientras sonaba "Freed From Desire" de Gala, que se ha convertido en el himno oficioso de la Copa Mundial de Clubes, aficionados de todas las tendencias bailaron para celebrar la extraordinaria victoria del Chelsea.
La Copa Mundial de Clubes concluyó con un poderoso mensaje: Los aficionados al fútbol americano están preparados. Puede que la Copa Mundial de 2026 aún esté en el horizonte, pero la pasión que se mostró en Nueva Jersey sugiere que el escenario ya está preparado.